Categorizada como especie vulnerable en nuestro país, el Leopardus guigna es un felino que tiene el rango de distribución más pequeño de América del Sur y que según declaró este la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, su bajo tamaño poblacional varía entre 400 a 6.160 individuos maduros.
Por ello es que el equipo de áreas silvestres protegidas de la oficina provincial de Aysén liderado por dos científicas se ha volcado a investigar estos felinos para conocer aspectos fundamentales de la conservación como es su diversidad genética.
Se trata de Constanza Napolitano, directora del Laboratorio de Genética de la Conservación, en el Departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de Los Lagos y Delphine Vanhaecke, directora del proyecto FIC MOBI-AYSÉN, financiado por el GORE, que permitió crear el primer laboratorio en la región de Aysén dedicado a estudiar y monitorear la genética de la biodiversidad de Aysén.
“Por fin podemos hacer este tipo de estudios desde la región, lo cual nos permite avanzar con las estrategias y acciones reales para la conservación de la biodiversidad basados en datos científicos genéticamente respaldados» señaló Delphine Vanhaecke.
Actualmente se realizan esfuerzos por ampliar el conocimiento a la población de esta especie en la región, ya que sólo se cuenta con información de un sector del Parque Nacional Laguna San Rafael, el cual demostró que dichas poblaciones tienen los menores índices de diversidad genética en todo el rango de distribución y un tamaño poblacional bajo.
¿Cuál es la importancia? un bajo índice de diversidad podría producir una endogamia en las poblaciones lo que puede llevar problemas en su reproducción (por ejemplo, disminuyendo el número de nacimientos o a su vez reducir la capacidad de dar respuesta a la aparición de enfermedades) y en el largo plazo podrían extinguirse las poblaciones locales.
Gabriela Gómez, Encarga de ASP de la oficina provincial de Aysén, señala que conocer el estado de las poblaciones de guiña en Aysén, en especial, su diversidad genética, es fundamental para poder realizar conservación efectiva dentro y fuera de las Áreas Silvestres Protegidas.
“Esta especie en particular, cumple un rol fundamental en el ecosistema ya que ayuda a mantener en equilibrio las poblaciones de roedores que son transmisoras de hanta. Su hábitat, el bosque siempreverde, está siendo reducido por la acción humana, situación que puede estar a disminuyendo sus poblaciones y que es importante conocer y aclarar” señala Gómez.
Lo anterior, sumado a que dentro de las principales amenazas descritas para la especie se encuentra el cambio de uso de suelos, la pérdida de hábitat, los incendios forestales, muerte o daño por atropellos, presencia de perros y gatos en el hábitat de la guiña, caza y captura, presencia de especies exóticas invasoras que al compartir el mismo hábitat pueden transmitirle enfermedades, disminuir la disponibilidad de alimento por una competencia, desplazarla, entre otros factores negativos, hacen fundamental de conocer sobre la especie en la región de Aysén
Con el apoyo de investigadoras especializadas en el área de la genética, este estudio busca levantar información para generar una herramienta que permita tomar decisiones con argumentos científicos y técnicos, y así implementar medidas de conservación eficientes y eficaces donde la institución pueda trabajar de mejor forma para mantener la fauna silvestre del país.