Por Cristian B. Canales-Aguirre
Doctor en Sistemas y Biodiversidad
Investigador Centro i~mar de la Universidad de Los Lagos
Los animales con sistema nervioso pueden percibir lo que ocurre en su entorno: interacciones con otros individuos, la tensión de una presa cuando un depredador la persigue y muchas experiencias que generan estrés. Ese estrés eleva hormonas como el cortisol y afecta directamente su bienestar.
El bienestar animal significa que un individuo está sano, libre de dolor y presiones, puede expresar comportamientos propios de su especie y mantiene un equilibrio fisiológico normal. En pocas palabras: una buena calidad de vida.
En la ciencia, especialmente en los avances dirigidos a la salud humana, los animales han jugado un papel fundamental. Gracias a ellos se han desarrollado conocimientos y tecnologías que han mejorado la vida de millones de personas. Pero este uso debe estar guiado por la bioética: toda investigación tiene la obligación de resguardar el bienestar de las especies que utiliza.
El 4 de octubre, Día Mundial de los Animales, nos recuerda que ellos estaban en este planeta antes que nosotros y que su valor va mucho más allá de la investigación. Son parte esencial de los ecosistemas, ayudan a mantener el equilibrio ambiental y con ello también nuestro propio bienestar. Sin embargo, actividades humanas como la caza, la contaminación y la destrucción de hábitats reducen drásticamente ese bienestar y aumentan el sufrimiento animal.
Este día nos invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad y a convivir con ellos con respeto y cuidado.
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Fotos
Liolaemus zapallarensis: Mari Venegas
Diastoleus collaris Guérin-Méneville: Jorge Martínez